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Las lenguas de Esopo

17 dic, 2021, No hay comentarios

Cuentan que una vez Esopo recibió la orden de su amo Janto, quien tenía invitados en su casa, para que fuera al mercado y trajese lo mejor que hubiera. Esopo no compró más que lenguas y las hizo aderezar de diferentes modos. Los convidados degustaron la sabrosura de las lenguas, pero tanto comieron, que terminaron hastiados de ellas. Esopo, ante el malestar de los comensales, explicó: “Pues que cosa puede haber mejor que la lengua. Es el lazo de la vida civil, la clave de la sabiduría y las artes, el órgano de la verdad y de la razón; con su auxilio se educa a hombres y mujeres y se construyen las ciudades; con ella se persuade y se lidera en las asambleas, y cumple uno con el primero de los deberes: alabar a los dioses”. “Pues bueno”, replicó Janto, un tanto molesto y pensando en poner en un aprieto a Esopo: “para mañana me trae lo peor que haya”.

Al día siguiente no hizo Esopo más que servir de nuevo lenguas; claro, con distinta sazón. Y de nuevo, atendiendo el disgusto de su amo, Esopo dijo: “la lengua es la peor de las cosas: Es la madre de todas las discusiones y pleitos, el origen de las divisiones y las guerras, lo es igualmente del error y la calumnia. Por ella se destruyen las ciudades, y si con ella se celebra a los dioses, es el órgano de la blasfemia y de la impiedad”.

A Janto, sorprendido, le cayó en gracia las respuestas de Esopo y, riéndose, lo felicitó por tan ingeniosos argumentos.

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